Inseguridad sin control

El Gobierno local comenzó una campaña de cara a las PASO en las que busca quedarse en el poder por cuatro años más. La última vez que se reunió el Intendente con los Jefes comunales fue el 29 de junio tras una serie de robos que hubo en Vicente Casares, Uribelarrea y el centro de la ciudad.

 

Allí el intendente Gustavo Arrieta encabezó el encuentro con autoridades y referentes de la seguridad local. Participaron de esta reunión el jefe de la Policía Comunal, comisario Claudio Filito; el jefe del Comando de Patrullas, comisario inspector Marcelo Silveyra; el jefe de la Comisaría 1ª de Cañuelas, comisario Fabián Monterroso; el jefe de la Comisaría 2ª de Máximo Paz, comisario Alejandro Medina; el jefe del Destacamento Los Pozos, comisario Leonardo Osuna; el comisario Marcelo Martínez, (Jefatura Comunal); el oficial inspector Augusto Manti (Destacamento Alejandro Petión); el capitán Raúl Villagra (Dto. Uribelarrea); y el teniente 1º Fernando Blanco (puesto de vigilancia de Gobernador Udaondo).

 

Cuando la inseguridad ataca a los cañuelenses a plena luz del día y de las formas más sencillas, toda la cúpula policial de Cañuelas junto al Intendente llegó a la conclusión de que se convatiría el delito con Garitas policiales ubicadas en el barrio Los Aromos, en el acceso por Ruta Nacional Nº3 Vicente Casares.
 

Por otra parte, debido a los ataques de delincuentes armados a los alumnos de colegio Santa María en la zona del Parque de la Salud y Estación, decidieron que reforzarían la seguridad. Pero solo se vió a dos oficiales en la puerta del Colegio. Es sabido que allí los delincuentes no iban a atacar. Ellos eligen lugares más desolados y en horas donde el tránsito de gente es reducido.
 

Los ataques en la vía pública no pararon. Una mujer fue golpeada en la cabeza con un arma para robarle una cartera a metros del club sargento Cabral. Otra fue atracada por rateros que le arrebataron su bolso a metros del supermercado Vea. En esta zona los vecinos habían denunciado la falta de luz y además los cuidados que había que tener en la cuadra donde además funciona una academia de baile de niñas pequeñas.

 

En la noche previa al 9 de julio, un grupo de jóvenes que caminaba por calle Sarmiento entre Paso y San Vicente intentaron robar varios autos que estaban estacionados en la calle. Nadie alertó el movimiemto de este grupo de chicos hasta que se revisaron las cámaras privadas la mañana siguiente.

 

La ciudad de puertas abiertas pasó a ser una ciudad donde el narcotráfico eligió quedarse y donde los ladrones más experimentados hacen robos de todo tipo, dejando lugar para los rateros que recorren las calles libremente porque claramente continúa fallando la prevención del delito y la operatividad de la policía en las calles.