18/04/2024 - Edición Nº1961

Interés General | 29 jul 2018

Cronista de TN quiso atenderse en la Guardia el Marzetti y mira lo que pasó

Martin González es cronista de TN y relató en primera persona lo que es pasar por una guardia en estos días tan críticos para el Hospital Marzetti.


El Cronista de TN, Martín Gonzaleza, tenía que cubrir una jornada de notas y salidas al aire para hablar de los “Médicos truchos en Cañuelas”, llegó con dolor de garganta, fiebre y un malestar general. González habló sobre la “odisea de encontrar un médico de carne y hueso con título habilitante legítimo en un hospital público”.
 
4.30am: "…Uno hace las cosas por inercia, por una rutina necesaria en la que no se puede perder un segundo. Media vuelta de más en la cama significa quedarse dormido, dudar sobre la ropa es perder el tiempo y, además, terminar pasando frío o calor. No se piensa mucho a esa hora, pero no era una buena señal la sensación de tener un kilo de arena en la garganta. Me dolía bastante, pero no era la primera vez que iba a trabajar así y tampoco va a ser la última: en inviernos como éste, con lluvia y frío, siempre duele algo.
El destino era Cañuelas y la nota, el descubrimiento de que médicos brasileños truchos trabajaban en el hospital. Algunos de ellos no habían terminado la carrera, otros no tenían la matrícula en regla..."
 
"...Llegué a Cañuelas y salí al aire, pero era evidente que no iba a poder hacerlo mucho tiempo más. Entonces, me pareció lo más lógico que, dado que estaba en un hospital, tenía que ir a la guardia a que me revisaran. El lugar estaba vacío. Tres mujeres conversaban en la recepción, y la voz de Sergio Lapegüe me llegó desde un televisor que yo no alcanzaba a ver.
 
Se sonrieron al verme entrar. Sabían quién era yo y sabían por qué estaba ahí, pero no imaginaban que en ese momento yo ya no estaba en plan cronista y que había entrado a que me trataran como paciente. Me pidieron el documento y tardaron varios minutos en hacerle una fotocopia con una máquina que no dejaba de marcar errores. “Debe ser trucha la fotocopiadora también”, dijo mientras me devolvía el DNI y las otras festejaron la ocurrencia. Y también me dio un número, de esos que uno saca cuando entra a comprar en una farmacia, con la hora escrita en lapicera en la parte de atrás. 7.22am."
 
7.45: "… seguían sin llamarme. Los chicos del móvil empezaron a preocuparse. Comenzaron a llegarme los mensajes en los que me preguntaban cómo me sentía y por qué tardaban tanto en atenderme. No supe qué responder".
 
8.00am: "…Se abrió la puerta que da a los consultorios y de ella salió una mujer pasando el trapo a los pisos. Atontado como estaba vi en eso una señal alentadora. Habían estado limpiando y por eso se demoraban, ahora no tardarían en llamarme. Pero no. Solo, en la guardia del hospital de Cañuelas, los minutos se siguieron acumulando y empezaba a tener motivos fundados para creer que iba a superar ampliamente la hora de espera.
La mujer que pasaba el trapo me pidió que levantara los pies para poder baldear y me dio el impulso necesario para levantarme y preguntar en la recepción si iban a atenderme. Las tres mujeres ya no hacían bromas. Una de ellas levantó el teléfono y colgó sin comunicarse con nadie".
 
8.25am: "…Apareció José, uno de los chicos del móvil. "Estás pálido", me dijo. "La administradora del hospital habló recién con nosotros. Le voy a pedir que te atiendan de una vez", y despareció por un pasillo. 
Las mujeres de la administración parecieron inquietarse (...) Volvió a aparecer José. "Ya te vienen a atender. No te pongas nervioso, pero el problema es que la única médica que hay en la guardia es brasileña y tiene miedo de que la expongas, por eso no te atendía”. Lo miré y dejé escapar una risa..."
 
8.30am: "...Una mujer me llamaba por mi nombre pero en un castellano apretado y silbado. No sé cuántos médicos brasileños trabajan en el Hospital de Cañuelas, pero parece que todos. Los truchos, los separados por problemas de papeles y esta mujer asustada que ahora me ponía un termómetro debajo del brazo".
 
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