17/04/2024 - Edición Nº1960

Interés General | 1 ago 2017

Derribando mitos I

Por Alan Cosentino /UBA-FCE Maestrando en Historia económica


*Columna de opinión por Alan Cosentino /UBA-FCE Maestrando en Historia económica]
 
 
La semana pasada, la famosa cantante del dúo Pimpinela, Lucia Galán aseguró en un programa de tv lo siguiente “Hay mujeres que quedan embarazadas para recibir la Asignación Universal por Hijo (AUH)”. Ahora bien analicemos brevemente lo que reflejan los números. Según el propio Anses, casi un 80% de los beneficiarios de la AUH tienen entre uno y dos hijos (ver gráfico), por lo que no podemos afirmar que a nivel general la misma haya tenido correlato directo sobre la tasa de natalidad. 
 
En referencia a esto un estudio del Centro de Estudios Distributivos Laborales y Sociales (Cedlas) señaló  un impacto sobre la fecundidad, pero que se  trata de un efecto moderado y restringido a ciertos grupos. “Lo que nosotros encontramos, en base a información frágil, que es la única disponible hasta ahora, es que la tasa de fecundidad aumenta ligeramente en algunos hogares que ya tienen hijos. Esos efectos no son grandes, ni muy alarmantes, ni invalidan el fuerte impacto social del programa”. Por otro lado un mito muy difundido es que la AUH fomenta un mayor desincentivo por parte de sus beneficiarios a la búsqueda de trabajo. Un reciente informe elaborado por el Fondo de las Naciones Unidas (UNICEF), la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA y el Centro de Estudios Distributivos Laborales y Sociales (CEDLAS) del Departamento de Economía de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de La Plata afirma lo siguiente: "No existe un impacto negativo de la AUH que sea estadísticamente significativo sobre las decisiones de participación económica y en la tasa de empleo de los hogares. De este modo, no es posible concluir que el programa haya generado desincentivos al trabajo".

La AUH es una de las herramientas que tienen los estados modernos para tratar de darle un piso de igualdad a las sociedades. Si bien es un piso muy bajo, es de extrema utilidad para que diversas familias no caigan en la indigencia.

Por otra parte el programa tiene la condicionalidad de la asistencia a la escuela y la vacunación de los chicos. A su vez el informe elaborado por UNICEF, también remarca la contribución que ha tenido el programa en la finalización de la escuela secundaria por parte de los chicos beneficiarios. 

Es elemental por parte del Estado tratar de que haya un piso, lo mas elevado posible, de igualdad social. Les propongo que piensen en las posibilidades que tiene un niño que nace en una familia de clase media, o media alta de Caballito supongamos, de terminar la escuela primaria; y luego la secundaria; y luego la posibilidad de estudiar en una Facultad, ya sea pública o privada, y recibirse. A su vez piensen las posibilidades que va a tener ese joven de entrar en el mundo laboral, donde va a contar con las herramientas suficientes para incorporarse a la demanda laboral vigente. Piensen ahora si tiene exactamente las mismas posibilidades un niño que nace en el conurbano bonaerense, en una familia de clase baja. ¿Tiene las mismas posibilidades de terminar el primario y secundario que el niño nacido en Caballito? ¿Y luego de seguir una carrera o una especialidad? ¿Cuenta con los mismos recursos para incorporarse a un mundo laboral cada día más exigente? Hay un abismo entre los obstáculos que enfrenta este joven de clase baja para lograr educarse e incorporarse al mundo laboral de la mejor manera posible, frente al otro joven de Caballito, que tuvo el privilegio de haber nacido en una familia con una base de recursos y oportunidades inalcanzables para el primero. La meritocracia no existe. Lo que sí existe es el rol del Estado para tratar de igualar el piso del que parten.

*Alan Cosentino - Maestrando en Hist. Econ. Y de las Políticas Económicas. UBA –FCE
MÁS NOTICIAS